martes, 16 de septiembre de 2014

Capítulo 65. CUANDO EL ARTE TIENE OLOR.

"Hay perfumes frescos como carnes de niños,
Suaves cual los oboes, verdes como las praderas,
Y otros, corrompidos, ricos y triunfantes,

Que tienen la expansión de cosas infinitas,
Como el ámbar, el almizcle, el benjuí y el incienso,
Que cantan los transportes del espíritu y de los sentidos”


                                                                                                 Correspondencias. Charles Baudelaire.


Imagen: LABoral

¿A qué huele unaexposición? es una de esas propuestas redondas, sin cabos sueltos. En ella se expone una selección de obras de la colección del perfumista Ernesto Ventós y la pieza nanoEsencia_Grafeno, resultado de la residencia del artista e ingeniero Hugo Martínez-Tormo en LABoral.

La colección OlorVISUAL, fue comenzada en el año 78 por Ventós. Las piezas han sido seleccionadas con mimo por él mismo, en un principio yendo a los talleres de los propios artistas para hacer encargos concretos. Es una colección íntima, que se relaciona directamente con el sentimiento y con el oficio de Ventós: las obras deben despertar la memoria olfativa del coleccionista. Desde entonces, los nombres que forman parte de ella se han ido multiplicando, apostando no solo por artistas consagrados como Hirst o Tàpies, sino incluyendo a artistas que aún se están haciendo un hueco en el mercado y ayudándolos, de este modo, a conseguirlo. No tienen una temática o técnica única, son reflejo de la contemporaneidad desde los temas a los formatos. Su mayor y más interesante peculiaridad es que las piezas deben oler.

Para Ernesto es muy importante la dimensión social de su colección. Por ello desde la exposición Olor de Cadaqués. Percepciones olfativas de la colección olorVISUAL, celebrada en el Museo de Cadaqués en 2013, se decide que cada muestra debe ir acompañada por talleres educativos y visitas (“experiencias olfativas”) que ayuden al público a sumergirse en la obra, a traspasar la barrea visual y navegar más adentro, donde a través del olor se despiertan relaciones muy personales y subjetivas, que nos ayudan a establecer conexión directa con el arte. Por supuesto, esta exposición en LABoral también ha contado con sus propios talleres.

Fruto de este carácter social que el coleccionista ha dado a la colección, se convocó públicamente una beca de residencia en colaboración LABoral, para artistas menores de 40 años que trabajen conjugando arte y tecnología. Esta beca fue ganada por Hugo Martínez-Tormo, que durante dos meses ha podido disponer de las infraestructuras del centro de arte y de presupuesto suficiente para la producción de su obra nanoEsencia_Grafeno, y que entrará a formar parte de la colección OlorVISUAL.

Hugo, partiendo de complicadas operaciones matemáticas y valiéndose de investigaciones nanotecnológicas, con nanoEsencia_grafeno nos muestra el sonido y el color que tienen los átomos, algo para nosotros imperceptible y que gracias a esta instalación inmersiva de arte generativo, podemos intuir e imaginar, ayudados como no, por una esencia creada por Ernesto Ventós.





La muestra comisariada por Alicia Ventura, está pensada para presentar la pieza de Martinez-Tormo, y recoge una selección de obras audiovisuales de diversos artistas y colectivos: Andrea Bátorfi, Democracia, Nanna Hänninen, Carlos Irijalba, Clare Langan, Cristina Lucas, Albert Merino,Fleur Noguera, Marina Núñez, Javier Peñafiel, Benet Rossell, Charles Sandison, Amparo Sard, Martín Sastre, Hiraki Sawa, Mariana Vassileva,Tim White-Sobieski y Carla Zaccagnini.

Las piezas de esta exposición estimulan en el espectador sentidos que no está habituado a usar cuando se sitúa ante a una obra de arte. Aquí todo es sensitivo, emocional. Todas ellas se acompañan de un texto escrito por el artista sobre el olor que le sugiere su obra, y de un olor diseñado por el coleccionista.

Con la sinestesia, mezcla de sensaciones de órganos distintos o mezcla de dichas sensaciones con sentimientos, como hilo conductor paseamos por diferentes propuestas que nos llevan desde lo posible y apocalíptico (Clare Langan, Glass Hour 2002) a lo soñado (Hiraki Sawa, Sleeping Machine I 2009). De lo imaginado (Amparo Sard, Hauptpunkt, Esencia 2013) a la crítica de la realidad (Cristina Lucas, El eje del mal 2003 o Democracia, Pablo España & Iván López, Charity, el olor de la caridad 2006). De lo personal (Nanna Hänninen, Meditation practices II. Trying to be a better me 2009) a lo universal (Javier Peñafiel, Conquista básica te vuelvo a pedir que te definas 2004). En el recorrido por los espacios de LABoral se apela en todo momento a nuestra subjetividad que, atendiendo a la imagen, al sonido y al olor, invita a crear nuestra propia experiencia. A aceptar el olor ideado para cada obra o proponer el que hace referencia nuestra impresión personal.





Por todo esto, ¿A qué huele una exposición? Es un gran proyecto: una colección muy particular que propone un reto al visitante; una exposición no convencional en la que podemos usar sentidos hasta ahora olvidados en la gran mayoría de ellas; una selección de obras de gran calidad; la oportunidad que se le ha brindado a artistas que empiezan de producir, exhibir y formar parte de una gran colección; la experiencia educativa y sensitiva llevada a cabo por el departamento pedagógico; la unión del esfuerzo público y privado por promocionar y difundir el arte contemporáneo.


La muestra se puede visitar hasta el día 13 de octubre. Aún tenemos casi un mes para poder oler el arte.

También encontráis este artículo en la web de LABoral. En #LABlog.

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